miércoles, 26 de octubre de 2011

POEMAS INFANTILES


POEMAS INFANTILES


Arcoíris

©Andrés Díaz Marrero






El cielo luce diadema
sobre su sedoso pelo.
¡Cuántos colores adornan
del arcoíris su vuelo!

El Blanco, es para escribir
con el Negro nuestros sueños.
El Rojo, es como la chispa
que todos llevamos dentro...
El Verde y el Azul, nos tiñe
de nobleza el pensamiento.
El Amarillo y el Naranja,
es suave flor que mece el viento.
Violeta, Gris... ¡Tantos otros!
El del amor y el silencio,
los de la amistad sincera,
del honor, del sentimiento...

¡Que son tantos tus colores
arcoíris de mis sueños!
¡Qué aunque quisiera contarlos,
no alcanzo a llegar al ciento!






De dónde vienen los niños

©Andrés Díaz Marrero

Mi madrecita querida,
me regaló un hermanito.

_¿A dónde fuiste a buscarlo?,
le pregunté sorprendido.

_En los brazos de tu padre,
ambos, de noche lo hicimos.
Fue en la cama, al acostarnos,
hablándonos bien bajito,
con besos y con abrazos
y su cuerpo sobre el mío.

Depositó la semilla,
tu padre, de tu hermanito.
Ésta penetró en mi cuerpo
y calladita hizo nido.

Ya viste cómo crecía
mi vientre, tan de seguido.
Hasta pudiste tocarlo,
y algunas veces sentirlo
dando pataditas suaves,
pegando pequeños brincos.

¿Cómo se formó y creció?
¿Por qué salió así de chico?
Lo entenderás cuando crezcas…
pues, no siempre serás niño.







La grilla triste

©Andrés Díaz Marrero

Una grilla
se trepó
en lo alto
de una silla,
la silla
se le viró
y se rompió
cuatro costillas.

Pobre grilla
que quedó
sin silla, y…
cuatro costillas,
pobre grilla
que cayó,
por poco
se hace tortilla.

Triste se
quedó mi grilla,
pues, la silla,
se hizo astillas.
Triste astilla.
Triste silla.
Triste grilla
sin costillas.


Fiesta en el mar










Suenan caracolas,
flautas de coral.
Tocan los tambores,
pulpo y calamar.

Baila que te baila
en suave compás
hay una estrellita
que brilla en el mar.

Mueve su ancha enagua
de blanco cancán
y a todos convida
con ella a bailar

Se fugó del cielo
en noche de San Juan
sin que se enterara
don Sol, su papá.

Pues, cuando se entere,
¡ya ustedes verán!,
que en la madrugada
la vendrá a buscar.


                                        

La tormenta

©Andrés Díaz Marrero

Con puño cerrado, el viento,
furioso al techo golpea.
Cae imponente la lluvia,
aúlla feroz la tormenta.
Árboles desgaja en ristras,
rompe techos y cumbreras…
-calma, nada hay que temer;
calma, -nos pide la abuela,
con voz sosegada añade:
-no hay que temer a la lluvia
ni al mar que ruge en la arena
ni al relámpago que alumbra
ni al trueno cuando revienta,
que en la vida todo pasa
aún lo que está escrito en piedra.











Todo es cambio: luz y sombra
son apenas una estela
que Dios, en el firmamento,
traza con mano serena.
Mañana cuando la aurora
cubra las hojas de perlas
y las montañas y mares
sientan del sol la tibieza,
comenzaremos de nuevo
la interrumpida faena.

¡Calma!, nada hay que temer.
-Calma nos pide la abuela.
Hilos de plata en las sienes,
con voz sosegada y tierna
su firmeza espanta el miedo,
nos conforta y nos alienta.
Y ya, no asusta el aullido
ni el golpe de la tormenta,
pues recobramos el ánimo
¡ante el valor de la abuela!


Regreso a la escuela

©Andrés Díaz Marrero

¡Qué contento me siento al regreso!,
donde amigos felices me esperan:
compañeros del aula y maestros,
cuando vuelvo otra vez a mi escuela.

Atrás quedan dichosos recuerdos,
vacaciones de andanzas y fiestas.
Ahora vuelvo a los libros, sediento
de querer aprender lo que encierran.

En la escuela se goza y se aprende
y en los libros está la riqueza
con que nutre el maestro mi mente,
con afecto, bondad y nobleza.










bosque enano

©Andrés Díaz Marrero

Reinita de bosque enano;
me confunden con mi prima,
ella trepa hasta la cima
yo me quedo en lo más llano.
Ella gusta lo serrano,
es reinita trepadora.
Yo en cambio en la enana flora
tengo mi espacio y mi nido,


y para más parecido


le cantamos a la aurora.





La nube y el viento

©Andrés Díaz Marrero

Sobre un rosado horizonte
nube y viento están jugando.
El Sol los está mirando
por sobre el pico del monte.

-Me hace cosquillas tu brisa.
Cuando me acaricias siento
que se me sale la risa.-
Le dijo la nube, al viento.

¡A reír!, respondió el viento;
la lluvia es muy importante,
pone al que siembra contento
y al río de buen talante.

Tu risa, es risa mojada,
plateada y muy luminosa;
una alegre carcajada
sobre la montaña hermosa.







La Luna

©Andrés Díaz Marrero

Cuando se viste de fiesta,
la Luna, tan redondita,
con nombre de: Luna Llena
por la noche nos visita.

Si se esconde, es Luna Nueva;
si empieza a enseñar su traje
de plata y de blanco encaje
-está en creciente -comentan.

A veces luce en los cielos
como una blanca sonrisa.
Otras, un arco que brilla
en los confines eternos.

Cuando decide ocultarse
lo va haciendo poco a poco.
Luna menguante, es su apodo
casi no alumbra la calle.

Astro de paz y armonía,
Mi luna, sencilla y bella,
¡eres hermosa doncella
que alumbras la patria mía!

El río

©Andrés Díaz Marrero 

Canta su canción el río
en suave y sutil tonada,
vibra desde la alborada
el rumor de su cantío.

Nada detiene su brío,
y su corriente impetuosa
cristalina y luminosa,
en serpentina figura,
desciende desde la altura
imponente y presurosa.

En su ruta hacia la mar
los montes y llanos riega
y a los sembrados se entrega
para hacerlos germinar.

Agua fresca que al bajar
se desborda en la crecida,
tras su fuerte acometida
se desparrama en la era,
viaja de la cordillera
para promover la vida.



A UNA ROSA

¡Con qué artificio tan divino sales 
de esa camisa de esmeralda fina, 
oh rosa celestial alejandrina, 
coronada de granos orientales! 

Ya en rubíes te enciendes, ya en corales, 
ya tu color a púrpura se inclina 
sentada en esa basa peregrina 
que forman cinco puntas desiguales. 

Bien haya tu divino autor, pues mueves 
a su contemplación el pensamiento, 
o aun a pensar en nuestros años breves. 

Así la verde edad se esparce al viento, 
y así las esperanzas son aleves 
que tienen en la tierra el fundamento...






gestación. El humedad

gestación. El humedad

©Andrés Díaz Marrero 

¡A conservar el ambiente,
para una vida abundante!
¡Qué es elemento importante
para todos, ciertamente!

Es de condición urgente
proteger su integridad.
Yace  en la diversidad
de la fauna y de la flora
la fuente que a toda hora
sustenta a la humanidad.

En el ciclo de la vida
obran de benefactores
los manglares protectores
con sus raíces tupidas.

En las aguas recogidas
con que inunda su extensión
surge una constelación
de criaturas y alimentos,
del humedal elementos
en continua
Es zona favorecida
para la diversidad,
y de mucha actividad
pues está llena de vida.

En ellas tienen cabida
miles de organismos vivos,
son terrenos productivos
las ciénagas y pantanos,
ofrecen a los humanos 
el fruto de sus cultivos.

Eslabón privilegiado
el humedal, ya se sabe
que es  ecosistema clave,
necesario y cotizado.

Por eso es muy acertado
que se proteja el ambiente
y que tengamos en mente
su valiosa conveniencia,
notable y preciada herencia,
que hay que cuidar diligente. 

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